Felipe II continuó la política emprendida por su padre al dotar a la Alhambra de la vanguardia en ingeniería militar, encargando en 1586 a Luis Machuca la construcción de un baluarte de artillería que reforzase el enclave estratégico de la Torre del Homenaje. Su construcción encerró la antigua Puerta de la Tahona y su torre anexa, bloqueando el antiguo acceso nazarí a los Alcázares y a la Medina. Su nombre árabe aṭṭaḥuna puede ser debido a la cercanía con un molino de harina de tracción animal.